por Marta González | Sep 13, 2016 | Infanto-Juvenil
Como señalan Graziano y Mills (1992), la intervención en los casos de abandono se ha centrado casi exclusivamente en los padres, partiendo del supuesto general de que los padres son los responsables de los malos tratos, y consiguientemente, son quienes deben cambiar. Por tanto, si la intervención tiene éxito, mejorará la calidad de vida del niño. El tipo de tratamiento que se lleva a cabo con familias negligentes depende de varios factores: a) Si se trata de un problema crónico o es fruto de una crisis. b) Si se producen simultáneamente conductas de maltrato físico o no. c) Si los factores que provocan la negligencia son de índole individual y familiar, o de carácter psicosocial o contextual. En general, los objetivos de los programas de tratamiento en relación a los padres negligentes se centrar en: Proporcionar apoyo emocional y hacer de «padre de los padres». Los padres negligentes suelen ser psicológicamente inmaduros, en general como consecuencia de la falta de cuidados, estimulación y afecto que recibieron en su propia infancia. Por ello, necesitan primero tener la experiencia de sentirse cuidados y queridos, para poder ser capaces de cuidar y dar afecto a sus propios hijos. Reforzar la percepción de sus propias capacidades y su autoestima. Modelar habilidades para enfrentarse de manera eficaz a los problemas cotidianos y a las dificultades en la relación con sus hijos. Enseñarles habilidades para el control y el manejo de la conducta infantil. Enseñarles habilidades de manejo del hogar, incluyendo la economía doméstica. Enseñarles habilidades para el cuidado físico de los niños. Conseguir un funcionamiento familiar sano: reasignación de roles, establecimiento de límites intergeneracionales... leer más
por Marta González | Feb 2, 2016 | Infanto-Juvenil
Hay muchas formas de violencia que excluimos de nuestra noción de crimen porque afectan a los niños, por ejemplo las agresiones entre hermanos o entre iguales. No solemos considerar estas agresiones como crímenes, ni siquiera creemos que sean demasiado traumáticas. El National Family Violence Survey estimó que, anualmente, la mitad de todos los niños de Estados Unidos padecían serias agresiones a manos de sus hermanos. Otro estudio realizado por Finkelhor y Dziuba-Leatherman (1994), puso de manifiesto que uno de cada cinco niños, de una muestra de 2000, había sido agredido por un igual. Gran parte de estas agresiones se pasan por alto al considerarlas cosas de hermanos/niños. La violencia entre iguales tiene lugar todos los días en las escuelas (incluso dentro del propio hogar entre iguales). Unas veces sin reacción alguna, otras, con la intervención de los adultos, que actúan para interrumpir la pelea y, quizás, dar una reprimenda a los agresores. No hay motivo alguno para pensar que las víctimas infantiles de estas agresiones padecen menos humillaciones, heridas, violaciones o traumas psicológicos que los adultos. De hecho, hay motivos para pensar que la afectación es aún mayor. El fenómeno del bullying escolar, reiteradas acciones negativas dirigidas a un niño en concreto por parte de uno o más estudiantes, no se puede entender completamente si no tenemos en consideración el contexto. Aunque esto no significa que no exista un clara responsabilidad moral en el agresor, no deben ignorarse las características personales de la víctima y su sufrimiento. En el ámbito escolar hay que asumir que la agresividad injustificada y prolongada en el... leer más
por Marta González | Dic 8, 2015 | Infanto-Juvenil
En ocasiones, cuando fallece un ser querido, los adultos no sabemos cómo tratar el tema con los más pequeños. Y el problema se complica aún más cuando el fallecido es uno de los progenitores. ¿Es bueno que nos vea llorar? ¿Debo contarle lo que ha sucedido? ¿Se “traumatizará” si acude al funeral?. Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos cuando nos encontramos con esta desagradable situación. Aspectos que debemos tener en cuenta: Es muy importante que los niños puedan apoyarse emocionalmente en sus padres o en adultos de confianza. Reforzar los lazos familiares hace que el dolor sea más llevadero. Lo habitual es que busquen explicación a los sentimientos que les van surgiendo en sus padres, en cómo ellos lo viven, lo van enfrentando y superando. Aprenden a lidiar con el dolor observado a su padre / madre. Aprendizaje por observación: si el niño ve que su modelo a seguir reprime sus sentimientos y no los expresa, aprenderá que eso es lo correcto y procurará hacer lo mismo. Es importante darles información sobre lo que ha ocurrido. Transmitirles la idea de que la muerte es irreversible. A veces en los dibujos animados, los personajes mueren y luego reviven, lo que puede hacer que entiendan la muerte como algo temporal. Si no la ven como algo permanente, no podrán llorar la pérdida. Otra idea a transmitir, es que todas las funciones vitales terminan completamente en el momento de la muerte. Frases como “te cuida desde el cielo” pueden llegar a causar temor y confusión. “Haga lo que haga mi abuelo me está vigilando desde el cielo…”. Debemos tener... leer más
por Marta González | Oct 9, 2015 | Infanto-Juvenil
Según Gardner (1989, 1992, 2002) “el Síndrome de Alienación Parental” es una alteración que surge casi exclusivamente durante las disputas por la custodia de un hijo. Su primera manifestación es una campaña de denigración contra un progenitor por parte de los hijos, campaña que no tiene justificación. Este fenómeno es el resultado de la combinación de una programación (lavado de cerebro) de un progenitor y en la que el niño contribuye con sus propias aportaciones, dirigidas al progenitor objetivo de la alienación”. Características del síndrome de alienación parental: Especialmente tiene lugar durante los procesos de guardia y custodia de los hijos, durante un divorcio o una separación. Se da una combinación de la influencia parental y las aportaciones activas del propio niño en la campaña de denigración. La campaña de denigración contra uno de los progenitores se produce de manera injustificada; sin razones probadas de negligencia o maltrato real hacia el menor. Se inicia mediante un “lavado de cerebro” de los niños por parte de un progenitor. Los niños acaban haciendo suyas las manifestaciones que dicho progenitor les ha inculcado. Posibles motivaciones del menor para entrar en la dinámica de la alienación: – Necesidad de apego a uno de sus padres por el miedo a sentirse sólo a raíz de la separación. – Intento de agradar al progenitor con el que convive para asegurarse una relación y evitar una nueva pérdida. Este proceso se puede servir desde las estrategias más subliminales hasta las más obvias. Posibles motivaciones del progenitor alienador: – Reacción ante la amenaza de perder la custodia del menor. – La esperanza de que las manifestaciones de... leer más
por Marta González | Ago 31, 2015 | Infanto-Juvenil
El maltrato infantil se define como cualquier acción u omisión intencional que causa un daño, o puede causarlo a un menor (de 18 años en España). Este daño puede ser provocado por: MALTRATO FÍSICO: Cualquier acción que tienda a causar lesiones físicas a un niño (las cause o no). Son acciones de tipo no accidental que pueden producir, o que pueden derivar en diversos indicadores físicos, aunque en algunas ocasiones, pueden no aparecer. Entendemos por maltrato físico infantil a la utilización de una fuerza física excesiva e inapropiada. Las conductas de malos tratos físicos pueden variar en función de la gravedad del daño inmediato, clase de conducta y frecuencia. Así pueden distinguirse dos formas de maltrato físico, los malos tratos físicos habituales en el contexto de la disciplina, y las conductas abusivas infrecuentes, episódicas, como resultado de un ataque de cólera. Pueden darse agresiones físicas no demostrables, es decir, que no causen lesiones físicas, aunque sí afectan a su desarrollo social y emocional: arrojar algo al niño, empujarlo, agarrarlo, abofetearlo y zurrarle. El maltrato físico pone al niño en peligro físico, social y emocional. Se pueden considerar conductas físicamente abusivas: arrojar agua hirviendo, quemar, envenenar, provocar asfixia o ahogamiento, pinchar o acuchillar, morder, golpear con algún objeto contundente (palo, vara o correa), dar puntapiés, zurrar con la mano, dar puñetazos, abofetear, zarandear/empujar, y arrojar objetos al niño. ABANDONO O NEGLIGENCIA. Cualquier inacción por la que se priva al niño de la supervisión o atención esencial para su desarrollo. Se trata pues de patrones de comportamiento negligentes o de rechazo por parte de los padres, así como falta de interés y... leer más
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