La mayoría de las personas al preguntarles por cuáles son los síntomas de la Enfermedad de Alzheimer [en adelante, EA] nos dirían, con bastante probabilidad, problemas de memoria y, en menor medida, problemas de lenguaje y de orientación. Estas personas estarían en lo cierto. Los síntomas cognitivos más habituales de la EA son aquellos relacionados con la memoria y el lenguaje, entre otros.
En esta nueva entrada voy a hacer referencia a una sintomatología que sin ser tan prototípica como los problemas de memoria, no es por ello menos importante y, sin lugar a dudas, puede causar un importante impacto en la calidad de vida de la persona con EA y su entorno. Esta sintomatología hace referencia a las manifestaciones neuropsiquiátricas. Tal y como se puede observar en la fig. 1, la sintomatología neuropsiquiátrica [en adelante, SNP] hace referencia a todas aquellas manifestaciones psiquiátricas y/o conductuales que afectan a la persona con EA.
De acuerdo con Lyketsos et al. (2002), más del 80% de las personas con demencia sufrirán al menos un alteración neuropsiquiátrica desde el inicio de la alteración cognitiva. Diferentes equipos de investigación trabajan para definir qué sub-síndromes tienen mayor prevalencia en la EA, para definir su patogénesis y para mejorar su posterior tratamiento. Desde esta línea se puede señalar el trabajo encabezado por Pauline Aalten y cols. (2007) en el proyecto European Alzheimer Disease Consortium. En dicho proyecto se analizaron las SNP presentadas por 2.354 personas con EA de 12 centros europeos distintos. Los resultados indicaron que existen cuatro sub-síndromes dentro de las SNP: grupo uno, llamado “hiperactividad”, que englobaría alteraciones como la agresividad, la desinhibición, la irritabilidad, la conducta motora errática y la euforia. Grupo dos “psicosis” donde encajarían alteraciones como alucinaciones, delirios y trastornos del sueño. Grupo tres “afectivo” representado por depresión y ansiedad. Y, finalmente, grupo cuatro “apatía” donde aparece la propia apatía y los trastornos del sueño. La frecuencia de los grupos fue la siguiente: Apatía (65%), Hiperactividad (64%), Afectivos (59%), y Psicosis (38%). En 2012, Sheung-Tak Cheng y cols. publicaron un modelo muy similar al de Aalten. Similar en cuanto a que describen cuatro grupos y éstos estarían definidos por los mismos sub-síndromes pero con algunas diferencias en su configuración. Por ejemplo, señalan un grupo llamado “conductual” con alteraciones como agresividad, desinhibición, irritabilidad y conducta motora errante. Un segundo grupo denominado “psicosis” con alteraciones como alucinaciones y delirios. Un tercer grupo llamado “alteraciones del estado de ánimo” representado por alteraciones como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño y del apetito, y la apatía. Finalmente un último grupo llamado y representado por “euforia”. Los grupos más frecuentes fueron: Conductual (72%), Alteraciones del estado de ánimo (69%), Psicosis (45%) y Euforia (6%). Como punto débil de este trabajo se ha de señalar que la muestra es menor que el trabajo de Aalten y cols., 224 personas de Hong-Kong. A pesar de ello resulta interesante al compartir, en gran medida aunque con matices, una estructura de cuatro grupos de sub-síntomas neurospsiquiátricos. (Véase fig. 2 para la comparación).
En un meta-análisis reciente (Zhao et al., 2016), se analizaron estudios publicados entre 1990 y 2014 sobre SNP en la EA. Tal y como puede verse en la figura 3, la apatía es el sub-síndrome más prevalente, seguido de alteraciones como la depresión, la agresividad y la ansiedad. Por otro lado, la euforia, las alucinaciones y la desinhibición fueron los sub-síndromes menos prevalentes.
En este mismo estudio se lleva a cabo un análisis estadístico llamado meta-regresión. Para el sub-síndrome más prevalente, la apatía, las variables que más influencia pueden tener en su presencia son dos: El nivel educativo y la severidad del deterioro cognitivo. De esta forma, personas con nivel educativo más bajo, mayor severidad de la alteración cognitiva, serían más propensas a desarrollar el sub-síndrome de apatía. Algunos estudios previos ya han señalado la influencia de la severidad del deterioro cognitivo sobre la apatía (Zhao et al., 2012) y en general sobre otros sub-síndromes (Cheng et al., 2012).
Todos los datos recogidos apuntan a que las SNP son muy frecuentes en personas con EA. En algunos casos con prevalencias del 50%, como en el caso de la apatía. Pero, ¿qué impacto tiene la presencia o no de SNP en el deterioro cognitivo y funcional de la persona con EA?
A fin de no sobrecargar de información esta entrada en el blog, voy a dividir en una serie de entregas los contenidos de esta temática. En la próxima entrada se analizará el impacto de las SNP sobre las personas con deterioro cognitivo.
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